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Batallando por una salud de calidad

  • Foto del escritor: Kiara Lino
    Kiara Lino
  • 29 nov 2023
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar

Levantarse a las 4 de la mañana es algo común para muchos peruanos que deben acudir a los hospitales para conseguir una cita que solo significa un paso más en sus tratamientos. Mientras otros, deben batallar para conseguir una atención adecuada a pesar de que sufren afecciones que requieren hospitalización.


Escrito por: Kiara Lino Mejia

@kiarylino


Ciudadanos peruanos deben hacer largas colas para conseguir citas en los hospitales.
Ciudadanos peruanos deben hacer largas colas para conseguir citas en los hospitales.

Foto: Diario Correo

El reloj marcaba las 4:30 a. m., el cielo aún lucía oscuro, una espesa niebla cubría el horizonte y el viento traía consigo diminutas gotas de lluvia. A esas horas de la madrugada, Pedro Rodríguez, un residente de Lima, terminaba de vestirse, agarró su morral marrón, un poco gastado por los años, el cual contenía sus documentos más importantes y se puso su casaca negra de material térmico que lo acompañaba en las frías mañanas limeñas.


Pedro cerró con llave la puerta de su casa y se dirigió al paradero donde se dispuso a conseguir un bus para llegar a tiempo al hospital de emergencia Grau. Durante el trayecto guardaba la esperanza de ser uno de los primeros en la fila de espera. Pero al llegar, se dio con la sorpresa de que a pesar de que eran las 5:10a.m., encontró una larga fila de aproximadamente 40 personas.


Algo desilusionado solo atinó a bostezar y se formó en la última parte de la fila.

“Esta no es la primera vez que tengo que pasar por esto, en otras oportunidades ni si quiera he podido conseguir cita”, mencionaba mientras se frotaba los ojos que reflejaban las pocas horas de sueño.


Con el paso de los minutos, la fila seguía creciendo porque el personal del hospital había anunciado que la atención empezaría a las 6 de la mañana. La mayoría comenzó a desesperarse, para distraerse algunos revisaban sus celulares y otros conversaban entre ellos para conocer un poco más sobre sus historias. En ese instante, Pedro inició una conversación con la señora que se encontraba delante de él. Ella se llamaba Lucía. Poco a poco tuvo confianza y le contó el motivo por el cual necesitaba una cita. 


Día a día miles de peruanos buscan ser atendidos en los principales centros de salud.
Día a día miles de peruanos buscan ser atendidos en los principales centros de salud.

Foto: Salud con Lupa


Él siempre fue un hombre sano, pero hace unos meses, empezó a sentir un dolor agudo en el pecho y una opresión que le dificultaba la respiración. Preocupado por su salud decidió acudir a la posta cercana a su casa para que lo examinen.


El doctor realizó una serie de pruebas y escuchó su corazón con su estetoscopio. Tras una exhaustiva revisión, le informó que tenía un soplo en el corazón, un sonido anormal en el latido cardíaco, y que necesitaba ser evaluado por un cardiólogo de inmediato para determinar el alcance del problema y si requería una cirugía.


Sin embargo, lo que se suponía sería un proceso sencillo y rápido para Pedro se convirtió en una odisea llena de dificultades. Cada vez que intentaba sacar una cita le decían que eran difíciles de conseguir debido a la alta demanda de servicios médicos especializados y al limitado número de médicos.


En el seguro Essalud, Pedro logró hacerse todas las pruebas correspondientes y los médicos determinaron que él debía ser operado lo antes posible, ya que si no lo hacía podría sufrir un infarto. Ellos le explicaron que el procedimiento consistiría en la colocación de una válvula cardiaca que permite el correcto funcionamiento del corazón para que irrigue sangre sin problemas. 


Cuando Pedro escuchó esas palabras, no lo podía creer porque nunca había sido operado en su vida. A sus 55 años enfrentaría una de las batallas más difíciles que le generaba cierto temor.

A pesar de todo, él se mantuvo fuerte y continuó realizando todos los análisis que se requerían. Lo único que le incomodaba era la falta de citas y la lentitud del proceso preoperatorio que duró más de tres meses entre varios trámites y pruebas. 


Él quería ser intervenido con prontitud, solo le faltaba una última prueba y la llamada del cirujano.

--- Por esa razón estoy aquí, señora Lucía. Espero tener suerte y conseguir una cita hoy.

¿Y usted? ¿Por qué se encuentra aquí?


Lucía botó un suave suspiro, miró a Pedro y empezó a contar su historia.

Ella estaba ahí para sacar una cita para su esposo. Él llevaba casi un año con un problema fuerte en la vesícula y requería una segunda operación.


--- Ya no sé qué hacer, señor. Aquí nos pasean, nos piden varios exámenes, y las citas las dan para dentro de uno o dos meses. Mi esposo está muy delgado, casi no come, le molesta esta situación, y se quiere rendir a pesar de que solo le faltan dos pruebas preoperatorias.


Pedro la entendía perfectamente, la miró afligido y decidió animarla.


--- Ya verá que pronto lo operarán, tenemos que pensar en positivo. Vamos, se acaban de desocupar dos ventanillas. Mucha suerte, señora.

--- Suerte para ti también, Pedro. 

Luego de ser atendidos, ambos salieron con una sonrisa esperanzadora en sus rostros. Se miraron y se felicitaron porque cada vez se encontraban más cerca de lograr la tan ansiada operación.


--- Bueno, Pedro. Gracias por darme ánimos, espero que pronto puedas operarte.

--- Gracias a usted, señora Lucía. Cada vez estoy más cerca de la llamada de los cirujanos. También deseo que pronto operen a su esposo y se termine esta batalla que todos los pacientes tenemos que enfrentar día a día.


Después de haber estado gran parte de la mañana en el hospital, ambos se despidieron cordialmente y se fueron a sus casas con una pequeña esperanza en sus corazones.


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